El Metropolitano de Lima por la ruta del silencio

¿Bastará con el grito de las redes sociales para que responda el Alcalde?

Mucho qué decir sobre este tema que ha marcado la agenda de la semana pasada, y del que seguramente se seguirá discutiendo después del ansiado funcionamiento del Metropolitano, rebautizado con justicia en las redes sociales limeñas como el "Lentopolitano".

Lo que a muchos les indigna es que Luis Castañeda no responda abiertamente a las críticas por la lentitud del proyecto, el caos que ha generado en la ciudad de Lima, y las acusaciones de corrupción que se están tejiendo, más aún después de haberse extendido el presupuesto de esta obra. Me da la impresión de que tendrá el mismo efecto que el intercambio vial de Habich: muchas vistosidad aérea para ponerlo en paneles de propaganda, pero convertido en un real infierno en las horas punta si estás en medio de esa vía, foto que evidentemente jamás veremos publicada por la Municipalidad.

Esta es la toma del intercambio vial de Habich que verán en paneles de propaganda de la Municipalidad de Lima. ¿Qué bonito, no? Yo transito esta ruta todas las mañanas y entre las 7:00 a.m. de la mañana hasta las 8:30 a.m. aproximadamente, para recorrer del punto A al B demoro en promedio 7 minutos porque no sólo la vía se llena de carros y buses, sino que se generan cuellos de botella en la entrada y salida del desnivel que hacen insufrible esta ruta en hora punta. Esta via descongestionada es un sueño, salvo que sea domingo a las 3 de la tarde.

El Mudo se ampara en su increíble aprobación ciudadana que empieza a perder y les aseguro que si sigue bajando drásticamente, aparecerá en todos los canales, arriesgándose y encarando, no como ahora que sólo aparece cuando tiene que inaugurar obras. El silencio comunica pero también protege, él lo sabe, y actúa en consecuencia.

Chapa tu paradero del "Lentopolitano"

Me pareció muy bueno el movimiento denominado "Chapa tu Paradero" promovido por la comunidad de Twitter en Perú y organizado por el espacio web de participación ciudadana, La Mula. La presencia de Rosa María Palacios en la red social sirvió de mucho  pudo tener repercusión masiva en la televisión. Varios se unieron para recordarle a Castañeda que cuando no cumple su palabra, hay limeños que no nos quedamos inmóviles frente a ello.

Wendy Ramos, participó también del movimiento "Chapa tu paradero" y en su entrañable personaje de la Vaquita Descarriada, con aquel humor que finalmente es muy serio y reflexivo, nos muestra que el Metropolitano es una realidad "estacionada".

Pero cabe una pregunta: ¿Seremos representativos de todos los limeños? Lo digo porque aún el Alcalde de Lima goza de una gran popularidad, y extrañamente del muy buen trato de los medios de comunicación. Acaso hemos visto este fin de semana algún reportaje cuestionando la demora o la sobre valoración del Metropolitano. ¿Hay en algún programa cómico, una satirización de la actitud indiferente de Castañeda? Todo es muy raro, y salvo "Prensa Libre" y el programa de Jaime Bayly de la semana pasada, no he visto que haya mayor repercusión de la protesta por una obra que promete el progreso para Lima, pero que todavía no funciona, y además todo hace indicar que no solucionará el caos y el tráfico ya que las vías laterales a la ruta de los buses seguirán tan congestionadas como hasta ahora.

Donde Castañeda es fuerte no se conoce Twitter pero sí se ve "Al Fondo hay Sitio"

Si queremos que el mensaje del Lentopolitano llegue a los distritos más pobres de Lima donde el alcalde es más fuerte, queda claro que con las redes sociales no alcanzará, y mal haríamos en buscar directamente el mejor medio para llegar sin saber qué argumentos dar a un grupo objetivo que no ve Lima como muchos de nosotros. Lo que habría que ver es por qué aprueban la gestión de este Alcalde que, por decir lo menos ,es de poco fiar y muy ligero de promesas aunque no de palabras.

Este desfile fue un arma de doble filo. Ridiculizaba "la locación" para algunos pero no dejaba de ser propaganda para el Metropolitano de Castañeda. Los twitteros y blogueros podemos protestar, pero una gran masa disfruto del evento por la tele, les aseguro.

Si realmente queremos restarle poder a Castañeda o que las mayorías le exijan que hable, pues tenemos que pensar primero por qué es que lo quieren, rebatir esos argumentos -si cabe hacerlo- y luego pensar en los medios más adecuados. Eso lo tiene clarísimo el equipo del Alcalde, por ello la promoción descarada en "Al Fondo hay Sitio", el programa más exitoso de la televisión peruana en los últimos años y el desfile de modas que realmente hacen surrealista el problema que vivimos en la capital.

La reciente encuesta de El Comercio, presenta ya una gran baja en la aprobación de del Alcalde de Lima, pero un 65% sigue siendo demasiado para una gestión llena de obras, es cierto, pero también de mucho humo que asfixia la transparencia. 

Ha sido muy importante el movimiento del Lentopolitano, pero finalmente podría ser sólo  simbólico si no se pasa a una segunda etapa, donde los supuestos beneficiados, aquellos que toman su micro, sufren el tráfico y viven lejos del centro de Lima, sean quienes tomen la palabra y le exijan al Alcalde soluciones verdaderas y no obras cuya foto sólo le sirva para la propaganda de su campaña presidencial. Ahora claro, si ellos, a pesar de todo, le renuevan la confianza, no hay nada que hacer, señores, y la conclusión la tiene el maestro Heduardo, aquí, abajito no más.

Poco crédito le podemos dar a cualquier político, todos mienten alguna o miles de veces. Pero si analizamos el silencio de El Mudo, sus actitudes y contradicciones mediáticas -ventiladas por Bayly hace poco- realmente me da mucho temor de que llegue al sillón presidencial porque no respira verdad, y como siempre calla, todo lo demás habla por él, y el mensaje es muy feo, pero muchos no lo leen. El que no muchos sean conscientes de lo que le está pasando a Lima, hace que Castañeda siga sonriendo porque no formamos parte del 75% de limeños de segmentos bajos que lo respaldan y son la masa crítica para las elecciones. Ellos tienen sus propias razones y es preciso entenderlas para luego darles las nuestras.

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