Ignorar el contexto le juega en contra a reciente campaña oficialista
No pensaba hacer otro Café tan pronto sobre la propaganda del Gobierno porque, aunque el marketing político me apasiona, no quería repetir el mismo tema tan seguido en Café Taipá. Además, ya Ocram y Luis Felipe Gamarra, habían posteado desde perspectivas diferentes, y no encontraba nada nuevo qué aportar. Hasta que vi la genial caricatura de Carlín (arriba), y entonces decidí servirles este cafecito a manera de casuística que no debemos olvidar.
Decir que la propaganda es mala, mmm no, yo diría que no. Está bien producida, y de hecho mejor que algunas recientes del Gobierno. Los mensajes son claros y lo más probable es que sean verdaderos, digo esto porque ya hay quienes empiezan a dudar de las cifras. La estructura, pues ya se sabe que usó de patrón este mensaje del presidente García Zapatero, pero hasta eso puede ser válido.
Actualización (19/07/2009): El programa cómico "El Especial del Humor" también explota la vulnerabilidad de la propaganda de Gobierno y nos presenta esta simpática parodia. Lo dicho, propaganda harikiri, boomerang, de autogol. Y no me digan que programas como éste no tienen llegada popular y a todos los sectores.
El problema para este mensaje es sin duda uno más grave, del que se habla poco en los modelos de comunicación clásicos que, con la comunicación 2.0, ya han quedado obsoletos, pero que no dejan de ser el punto de partida. CONTEXTO, CONTEXTO, CONTEXTO, lo pongo tres veces para que no se olvide nunca. El contexto en el cual se lanza este mensaje es el siguiente: Cuasi libertad para uno de los políticos más corruptos y militante del partido de Gobierno. Ok, ok, es prisión domiciliaria, pero igual es un escándalo que mediáticamente fue silenciado por otra lamentable muerte en la farándula que sirvió de cortina de humo al Gobierno. El otro punto en contra fue la juramentación del nuevo gabinete ministerial, criticado hasta por The Economist, con lo cual, lanzar un mensaje triunfalista en este preciso momento es como querer elevarse hacia el cielo con globos de gas en plena lluvia de agujas.
Y claro, las reacciones no se hicieron esperar, y fue justamente ese contexto adverso, el que usaron dos caricaturistas peruanos para ridiculizar esta propaganda. Y es que realmente... la verdad, yo sé que hacer comunicación desde el Gobierno no es cosa fácil, pero no hay que ser muy agudo para suponer que las respuestas no iban a tardar.
En la primera parte de este Café que publiqué la semana pasada, señalaba el error del Gobierno en lanzar una propaganda en prensa, que ya replanteada, la tenemos aquí. Nuevamente un mensaje vulnerable que juega en contra.
Ahora si dicen que el target es otro, que el mensaje va para la gente pobre y necesitada del Perú, habría que ver si ellos perciben efectivamente estos logros, aunque si fuera así, la imagen del Presidente García no habría bajado tanto ni con el Baguazo.
¡Qué piña!... Bob Esponja
Pero si no se pudo con lo predecible, menos se iba a poder con lo impredecible. En este caso no hay ninguna responsabilidad del Gobierno, la poca fortuna quiso que a los dos días de que el Ministro de Economía peruano, Luis Carranza, diera el clásico opening bell en la Bolsa de Valores de Nueva York, sea Bob Esponja quien, literalmente, tome la posta, y dé el closing bell en el mismo lugar, y casi en la misma ubicación, en reconocimiento a los 8 billones de dólares que le ha significado de ingresos a Nickelodeon.
Esto último no pasa de ser pintoresco, gracioso, anecdótico, nada más. Quienes no reconocen la importancia de que, a pesar de la crisis interna y externa que vive el Perú, la confianza de los inversionistas extranjeros se mantenga firme, están perdiendo un poco el foco, porque no todo es malo para este Gobierno, felizmente.
Pero bueno, en este caso no había forma de evitar el contexto, y felizmente Bob Esponja tocó la campanita después, pero bueno, hasta de eso tenemos que percatarnos si es posible.
Este no deja de ser un hecho histórico que ha sido dejado de lado por tanto ruído mediático en Perú, muchas veces promovido por el mismo Gobierno.
CONCLUSIÓN: Si no se considera el contexto NADA nos garantiza una eficiente comunicación. ¿De acuerdo, Alan?
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